Ante Berlín, ciudad de estatuas formidables, gustamos hermoso idilio. Jugamos kilométricos lugares, mientras nuestros ñongos ojos pedían que restregásemos sádicamente toda unión venida wagnerianamente.
Xenismo: ¡Yes!
Zen.
Textos, poemas, cuentos y paredes rosas
Ante Berlín, ciudad de estatuas formidables, gustamos hermoso idilio. Jugamos kilométricos lugares, mientras nuestros ñongos ojos pedían que restregásemos sádicamente toda unión venida wagnerianamente.
Xenismo: ¡Yes!
Zen.
(De mi participación en un Giveaway de una página de juguetes sexuales)
La verdad, solamente quería un cigarrillo.
Mi esposa siempre hace coraje cuando la dejo sola en el bar; y ahora, con la nueva ley antitabaco, tuve que cruzar la calle para no incomodar a los no fumadores.
—¿Tienes fuego? —me preguntó una morena de minifalda y botas largas.
—Claro que sí —Le respondí, al tiempo que me la imaginaba desnuda y saltando sobre mí.
Encendí su cigarrillo, y ella me guiñó el ojo. La miré fijamente y ella me sonrió.
Fumábamos y platicabamos sobre el trabajo, el dólar, el cruz azul y las reliquias de la muerte.
—Te espero en el baño— me dijo al tiempo que se acercaba al bar.
Estaba absorto en su trasero, cuando un mensaje de mi mujer me interrumpió.
—¿Cuántos cigarros llevas, corazón?— decía el mensaje.
—Me fumo otro y ya voy— contesté.
Entré directo al baño. Último cubículo de la izquierda. Mi miembro parado y ella esperando por mí. Me jaló y me sentó. Ni siquiera supe si traía tanga o calzón, ella a horcajadas se trepó en mí, y de golpe se la metió. Saltaba y gritaba. Gritábamos. Mi celular sonó. Mi esposa. No me importó, era morena y yo. Era un respiro de la monotonía, era juventud otra vez.
No sé si ella se corrió también, la verdad, no me interesó. Solo sé que cuando estaba por venirme, ella se salió de mí y se hincó para chuparmela. Fue allí donde llegó mi orgasmo.
Se levantó, se limpió, arregló su ropa, y se fue.
Estando solo, por fin leí el mensaje de mi esposa:
Feliz cumpleaños, amor. Disfruta a Johana.
Lizbeth querida:
La mala suerte llegó a mí. Ni mis llamadas, ni mis mensajes llegan a ti. Las palomas mensajeras no quieren ir a tu casa y la autoridad me prohíbe acercarme adonde estás.
Por eso entrené esta ave, que te trae esta carta, para decirte que es verdad que fue mi culpa, que yo no debí hacerlo y que, por mi madre, no volveré a faltarte el respeto con nadie más.
Lizbeth, ya casi termina mayo. Ya van tres meses desde que te dieron de alta, ya creo que es tiempo suficiente para que se termine este drama, ¿no crees?
Lizbeth, te amo con toda mi fuerza. Te amo con todas las palabras y con todo el océano y las lluvias del mundo.
¿Recuerdas el mar? ¿Los atardeceres con vino tinto y los besos? Tuvimos buenos momentos, ¡los mejores! Así que no dejes que muera nuestro amor y llámame…
Ver la entrada original 175 palabras más
Milena y Ramiro (Una historia de NO amor)
Mi nombre es Milena. La gente de internet cree que tengo más de dieciocho años, pero realmente me faltan cuatro meses para cumplir los diecisiete.
Desde que papá falleció, por culpa del coronavirus, todo ha cambiado en casa: Mamá y yo tuvimos que comenzar a trabajar, dejé la escuela y mi hermanita pequeña tuvo que pasar todas las mañanas en casa de mi tía Sandra. Fue una época difícil para nosotras.
Comencé a trabajar en una cafetería poco concurrida. Esa fue la primera vez que mentí sobre mi edad, cuando dije que tenía dieciocho y no dieciséis. Fue allí mismo en donde conocí a Ramiro, el sobrino del dueño, que trabajaba los fines de semana de cajero.
Ramiro le dió luz a mi vida nuevamente. En casa todo eran gritos y preocupaciones. Con Ramiro todo lo contrario. Él me llevaba al cine, a cenar, a los miradores. Con él fui…
Ver la entrada original 798 palabras más
«No sé nada… No puedo pensar… Necesito escribirlo o no existe».
Hacer del duelo un arte
Sugiere Hashtag para la antología III
¡Hola a todos!
Gracias por ayudarnos a elegir con sus votos el tema para la antología anual de Salto al reverso.
El tema será «Agua».
Durante marzo, realizaremos una dinámica de creación de obras en las redes sociales (Facebook, Twitter e Instagram) con este tema. Necesitamos un hashtag o etiqueta para esta próxima convocatoria.
Ahora, por favor, sugieran un hashtag relacionado con el tema elegido. Los hashtags comienzan con ‘#’ y pueden contener varias palabras.
La fecha límite para enviar las sugerencias es el martes primero de marzo.
El grupo de coeditores elegirá alguna de las sugerencias y en breve se abrirá una convocatoria…
Ver la entrada original 21 palabras más
«No encuentro más amor que entre sus brazos y, sin embargo, me guarda en esta madriguera de silencio para salvaguardar el bienestar de sus muertos».
Leonardo Covarrubias
En este pueblo siempre hemos creído en los fantasmas, razón por la cual nos es muy difícil cortejar a las viudas.
Cuando comencé a salir con María Luisa, ella tenía siete meses de haber quedado viuda. Sin embargo, todas nuestras citas tenían que ser secretas y en lugares específicos con rituales ancestrales que nos permitieran pequeños lapsos de intimidad. Cubríamos las habitaciones con sal, colocábamos crucifijos y San Benitos sobre ventanas y puertas, ocultábamos bajo la cama pelos de gato y teníamos prohibido decir nuestros verdaderos nombres a la hora de copular. «Todo sea por el muerto», decía María Luisa.
Así es en este pueblo, todos y todas nos cuidamos de los muertos, de sus ojos y de sus bocas. No sea que…
Ver la entrada original 104 palabras más
Desde Salto al reverso
Los peces beta (se matan entre sí)
Recientemente murió mi abuelo,
la familia, antes paz y armonía, es carnicería.
A la otrora casa tranquila, un estanque sin peces koi
Oceánica, Inundadora, abismática.
Antes carpas koi,
mutamos a peces beta,
insoportables, asesinos
¡Qué no quede nadie vivo!
El abuelo no está,
nadie estará,
la casa es mía,
el rancho también.
El Cadillac me pertenece,
las joyas mías son.
Ella no se llevará nada,
nunca quiso a papá.
Mamá se va mañana al asilo,
despediremos a doña Lupita
que se vaya sin pensión, sin gracias,
directamente al olvido,
que no regrese jamás.
Si se acercan, los mato,
si me acerco, me matan,
nos matamos, los peces beta nos matamos.
Éramos una familia,
Ahora habitamos distintas peceras,
Comunicación y “feliz navidad” detrás de cristales,
porque si me acerco, me pueden matar.
Ahora que no estás, pienso en esos días en los que vivimos juntos, y recuerdo con cariño aquel viaje trasatlántico que hicimos a Nueva York en 1937. Tan jóvenes e ingenuos, en esos días creíamos que el amor era la fuerza motora del planeta, capaz de llevarnos una mañana hasta la luna y aterrizarnos frente al Hudson, para darnos el tiempo suficiente de beber ginebra en esos bares del puerto de Manhattan que tanto te gustaban.
Yo te recuerdo muy bien. Ese día vestías una gabardina que hacía juego con una bonita boina morada. Llevabas un bolso rectangular, pequeño y negro, zapatillas también negras con punta de bruja y la gargantilla color rosa que de utilizaste durante nuestro último baile.
Recuerdo que en ese año peleabas con tu madre por tu cabello corto y juró no volverte a hablar si te ibas a Estados Unidos conmigo. Se enojó un tiempo…
Ver la entrada original 148 palabras más